Subida al Xálima, 25 de Octubre

Con una participación de setenta ciclistas ( sesenta y nueve hombres y una mujer) dio comienzo la subida al Jálama , partiendo desde Perales ,pueblo organizador del evento, con un pequeño retraso, claro está , por culpa de los mirobrigenses, que ni el cambio de hora fue suficiente para hacerlos puntuales.

Una suave salida nos lleva como en otras ediciones a cruzar el regato anterior al merendero del río, con una divertida trialera donde los campanazos se sirven sin su posterior misa, si no, que se lo pregunten a Luis, conocido en el mundillo del ciclismo como Ban Popel, donde su Conor acabó encima de él, ¡pena de no terner imagenes!  

Después del espectáculo retomamos el pedaleo por los olivares con la aceituna colgando de sus ramas. Las diferencias entre los de cabeza y los últimos va siendo sustanciales: unas diferencias que están en  desacuerdo con la filosofía de los organizadores. Existen rutas y marchas donde el esperar no entra dentro de su ser, pero en la subida al Jálama NO, bastante tiene la mayor parte de los que participan con llegar a la cima . 

En la primera parte de la subida nos encontramos con la pista movida por las máquinas, lo que añadido al desnivel de ésta, exigía la mayor dedicación de los ciclistas para encontrarnos después con un camino lleno de piedras sueltas por la escorrentía de las lluvias caídas. Reconozco que me resulta divertido y todo un reto llegar al alto sin poner pie en tierra  alcanzando  su mayor exponente en la zona empedrada y pequeños barrizales donde las ruedas no saben donde pisan. No es un camino para principiantes , ni para aquellos a los que las piedras les supongan un fastidio; una subida  exigente , digna de valorar  como especial para bikers intrépidos de mentalidad sufridora y buen humor (¡como no!). No es la primera vez que la subo pero si lo es en compañía de los yogurines mirobrigenses, contentos de no sucumbir en el intento, e insultantes en la cima :¨No me ha resultado tan duro¨.  El premio, un avituallamiento y una vertiginosa bajada hasta Acebo y, siguiendo las flechas blancas que nos llevan a Perales del Puerto, la sorpresa este año: ¡ tenemos agua caliente en las duchas!,¡ ya era hora!.

El elogio final lo tenemos para la comida ,llena de exquisiteces, abundante…,tanto es asi, que no pudimos con todo lo que sirvieron .  En definitiva, un lujo para  un domingo de octubre.

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